jueves, 28 de agosto de 2008

¿La vara muy alta?

Guadalupe Loaeza
26 Ago. 08

Todos se veían muy desconcertados, incluso, diría que hasta incómodos, pero el que sin duda tenía una expresión de absoluto desconcierto era Felipe Calderón. No obstante la transmisión televisiva del Consejo Nacional de Seguridad Pública que se llevó a cabo en el Palacio Nacional el jueves pasado era impecable, curiosamente, la persona del Presidente se veía desenfocada. Tal vez este efecto se debía a que a pesar de que efectivamente el Presidente estaba allí, en medio de todo su gabinete, gobernadores, legisladores y altos representantes de la sociedad civil, su espíritu se encontraba en otra parte, de allí que su imagen en la pantalla se hubiera visto fuera de foco. Así se lo hice notar a tres amigos con los que desayuné el sábado. 'Es que esa misma mañana, Manlio Fabio Beltrones lo había descalificado de una forma terrible, por eso se veía tan deprimido', me dijo un amigo. 'Tal vez se encontraba desvelado', terció otro. '¿Cómo quieren que se encuentre ante la cruda realidad que vivimos?', nos preguntó una de las mejores periodistas de nuestro país. A partir de ese momento comenzamos a comentar lo que nos había parecido la cumbre contra la inseguridad. He aquí algunas de sus opiniones:

Primer comensal: 'Para mí que les faltó sensibilidad a los organizadores. ¿Cómo es posible que nada más hayan invitado a Alejandro Martí como representante de todas las víctimas de los secuestradores? Es cierto que su caso fue el detonador para que se hubiera dado este encuentro histórico y sin duda hay que celebrarlo pero, ¿se han preguntado qué pensará el resto de la población que ha sido también víctima de secuestros o de violaciones por parte de la policía, como sucedió por ejemplo con los 12 jóvenes que murieron en el News Divine? ¿Qué pensarán los padres de hijos secuestrados cuyo rescate no ascendía ni a 5 mil pesos y que también murieron? Estos jóvenes o incluso adultos mayores que pertenecen a la sociedad anónima y que jamás fueron apoyados por empresarios millonarios, como sucedió con el apoyo demostrado por Harp Helú en el caso de Fernando Martí. ¿No creen ustedes que la marcha convocada para el sábado 30 de agosto por este sector de la sociedad no hará más que polarizar aún más a los mexicanos, entre los pobres y los ricos? Una marcha que, por cierto, seguramente estará súper apoyada por los medios electrónicos, tal y como sucedió hace cuatro años. ¿Acaso no es siempre la derecha la que critica y descalifica las marchas de protesta de los sectores más pobres? ¿Acaso no hay siempre en sus críticas un dejo de clasismo?'.

Segundo comensal: 'Ay, por favor, no empecemos a hablar ni de racismos, ni de marchas de la derecha, ni de la izquierda. Lo importante es que protestemos, todos juntos, por la inseguridad. La marcha del sábado no deberá tener ningún tinte ideológico: todos, ricos y pobres, somos, en estos momentos, blanco de la inseguridad. Todos tenemos que ir, sin importar a qué medio pertenezcamos. Hay que tener presencia para que con ello demostremos nuestra inconformidad y el enorme descontento social que hoy permea entre todas las clases sociales del país... Ojalá que López Obrador no empiece a descalificar la marcha... Insisto, todos debemos ir...'.

Tercera comensal: 'Desde luego tú puedes ir a la marcha, pero yo no pienso ir después de haber visto el espectáculo faraónico que nos mostró el noticiero del jueves por la noche apoyado por los medios del poder del Estado para demostrarnos qué bien saben armar una representación teatral con tintes, repito, faraónicos, que no llevan más que a hacernos creer lo que no van a hacer. Es decir, que lo que el espectáculo estaba tratando de ocultar era la incapacidad del gobierno de Calderón de llevar a cabo lo que estaban tramando en ese momento: puras falsas promesas. No me dejo tomar fácilmente el pelo por unos 'monigotes' tiesos y acartonados. ¿No se fijaron cómo por la boca les salían unos discursos por todos ya conocidos, huecos, vacíos y aprendidos de tiempo atrás?'.

Cuarta comensal (yo): 'A mí lo que más me impresionó del Consejo de Seguridad del jueves fueron las actitudes de los secretarios del gabinete de Calderón. Mientras Alejandro Martí expresaba su profundo dolor, todos se veían rebasados. Incluso algunos tenían cara de culpa, sobre todo cuando Alejandro dijo con toda su contundencia: 'Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo y no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, que eso también es corrupción'. Claro que esta supuesta culpa les duró un minuto, porque después, cuando Alejandro terminó de hablar, hasta se pusieron de pie y aplaudieron como si Martí los hubiera elogiado. ¿Por qué ninguno de ellos, es decir, de los secretarios y de los gobernadores, en lugar de ovacionar el reproche que les había hecho Alejandro, tomó la palabra para reafirmar sus palabras? ¿Por qué en esos momentos nadie tomo esta iniciativa? ¿Por miedo a Calderón? Hay que decir que el único que le tomó la palabra a Alejandro fue Marcelo Ebrard... 'Yo sí te acepto el reto', dijo literalmente'.

Primer comensal: 'Es cierto, nadie tomó el balón más que el jefe de Gobierno del Distrito Federal. ¿Cómo es posible que teniendo toda la atención del país, no tomaran la oportunidad de oro? Con lo cual nos indican la absoluta mediocridad del gabinete'.

Cuarta comensal (yo): 'Pero no nada más acudió el gabinete por entero, ¿qué me pueden decir acerca de la asistencia paralela de Elba Esther Gordillo, de Romero Deschamps, de Marín y de Ulises Ruiz?'.

No acababa de hacer la pregunta, cuando la tercera comensal me interpeló con unos ojos llenos de furia.

Tercera comensal: '¿Cómo es posible que piensen que podamos creer en ese tinglado armado con esas asistencias que sabemos y nos consta cómo están dañando al país? Por eso no pienso ir a la marcha... es hacerles el juego...'.

Finalmente me despedí de mis amigos, confundida y confrontada. No hay duda de que los mexicanos seguimos muy divididos. ¿Hasta cuándo nos vamos unir? ¿Hasta cuándo vamos a tener gobernantes a la altura de las circunstancias? Y, ¿hasta cuándo seguiremos padeciendo secuestros? Como bien dijo Alejandro Martí: 'Hemos logrado una palabra espantosa en este País que se llama impunidad... pensé, como seguramente muchos mexicanos pensaron, ¿quién habrá matado a mi hijo?, ¿habrá sido ese engendro maligno hijo de la impunidad o todos nosotros que con el paso de los años, nuestra irresponsabilidad y nuestra ceguera hemos creado lo que ahora estamos viviendo?'.


Correo electrónico: gloaeza@yahoo.com

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