martes, 29 de septiembre de 2009

Machistas y misóginos

Guadalupe Loaeza
29 Sep. 09


La semana pasada en este mismo espacio me referí a la misoginia, a propósito del libro de Antoinette Fouque titulado Hay dos sexos. Nunca imaginé la respuesta que tuvo, entre los lectores, un tema que se ha abordado tantas veces en tantos contextos. Para mi sorpresa, incluso recibí muchos correos de mujeres compartiendo sus malas experiencias con misóginos. Entonces, me dije, he allí un tema que hay que profundizar aún más, para lo cual decidí llamar a la psicoterapeuta Marina Castañeda, autora del ya clásico: El machismo invisible (Editorial Taurus), entre otros libros.

-¿Cuál es la diferencia entre machismo y misoginia.

-No hay que confundir las dos cosas; hay muchos hombres machistas que no son misóginos, es más, te dirán que adoran a las mujeres y que les encanta lo femenino -mientras la femineidad se limite a las mujeres-. Es decir, les gusta que las mujeres sean femeninas pero no que los hombres lo sean; por ejemplo, los varones que expresen abiertamente ciertas emociones consideradas femeninas, como la inseguridad, la tristeza o el temor. Cualidades perfectamente "aceptables" en una mujer, pero no en un hombre. En cambio, la persona misógina desprecia lo femenino tanto en mujeres como en hombres. A estas personas les irrita una mujer "demasiado" femenina, estos individuos, que generalmente son hombres, rechazan y desprecian todas las conductas, actitudes y sentimientos comúnmente asociados con la femineidad.

-¿Existe la misoginia entre mujeres?

-Así como hay mujeres machistas y todos podemos pensar en algunas, también hay mujeres misóginas que desprecian todo lo relacionado con la femineidad. Son las mujeres que hablan de sus congéneres como "viejas"; son las mujeres que instintiva y automáticamente prefieren ir con un médico hombre aun tratándose de un ginecólogo, o consultar a un abogado hombre o contratar a un arquitecto hombre, porque dan por sentado que los hombres son más "serios", "profesionales" y "competentes". Son las mujeres que en lugar de solidarizarse con una mujer cuando tiene algún problema, la critican. Son las mujeres que cuando contemplan el éxito de otra mujer, inmediatamente sospechan de su integridad e incluso ponen en tela de juicio su carácter y su vida privada. Y por último son las mujeres que "sitúan" a sus congéneres en función de los hombres, de tal manera que fulanita sea, en primer lugar, la hija de tal, la esposa de zutanito o la mamá de X.

-¿Qué tanto nos damos cuenta las mujeres de esa misoginia?

-No olvidemos que la misoginia no es un atributo personal de algunas gentes; es un fenómeno social ampliamente difundido. Entonces, en una sociedad machista todo el mundo es machista, incluyendo a las mujeres; y en una sociedad misógina, todo el mundo es misógino. Sin embargo, es más difícil de detectar en las mujeres porque no esperamos encontrar este mal en ellas, igual que es difícil imaginar la homofobia en los homosexuales.

-¿Qué ejemplos podrías darnos de esta misoginia oculta?

-En nuestra sociedad se considera, por ejemplo, que "las viejas" manejan mal, casi de manera innata. No obstante, las estadísticas de las compañías de seguros muestran muy claramente que los hombres tienen muchos más accidentes, y más graves, que las mujeres y esto es cierto en el mundo entero.

-¿Desaparecerán un día el machismo y la misoginia?

-Por una parte, la experiencia histórica nos muestra que en los países donde hay más equidad de género (en términos de salarios, oportunidades y derechos) tienden a desparecer, por ejemplo en algunos países de Europa occidental. Por otra parte, la historia también nos muestra que el progreso en este sentido no es lineal, sino que presenta altos y bajos; suele suceder, por ejemplo, que en tiempos de crisis económica se recrudezcan el machismo y la misoginia, así como el racismo y la xenofobia. En este momento, tras los grandes logros del movimiento de liberación femenina de la última generación observamos en muchos países una exacerbación de la misoginia y su consecuencia más extrema que es la violencia contra las mujeres.

-Respecto a estos dos fenómenos, ¿qué nos puedes decir de las y los jóvenes? -Por un lado, me parece que el discurso de los jóvenes ha cambiado y que han adoptado ciertas actitudes e ideas progresistas en este sentido. Pero al mismo tiempo, me temo que se trate de un cambio superficial; porque también observo que la relación entre varones y mujeres continúa regida por las mismas reglas de siempre.

-Por último, Marina, ¿qué influencia tienen los medios masivos en este sentido?
-Cuando de vez en cuando veo la televisión, tengo ganas de tirarla por la ventana. Me parece que los medios masivos mexicanos son ofensivamente misóginos, machistas, racistas y clasistas. Perpetúan, con una frivolidad verdaderamente pasmosa, los estereotipos más insultantes y obsoletos acerca de las mujeres, los homosexuales, las trabajadoras domésticas, etcétera, etcétera.

Colgué. Pensé: ¡qué depresión todo esto y lo del tribunal!


gloaeza@yahoo.com

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