jueves, 20 de noviembre de 2008

Reflexiones de Fidel Castro.

(tomado de Juventud Rebelde, jueves, 20 de noviembre de 2008)

Reflexiones de Fidel Castro

El encuentro con Hu Jintao

(El líder de la Revolución Cubana expresa que
el intercambio de él con el presidente chino se produjo durante una
hora y 38 minutos. Agrega que fue cálido, amistoso, modesto, e hizo
patentes sus sentimientos de afecto)


Quise hablar poco, pero él me obligó a extenderme más; hice algunas
preguntas y fundamentalmente lo escuché.
Sus palabras narraron las proezas del pueblo chino en los últimos 10
meses. Grandes y extemporáneas nevadas, un terremoto que devastó áreas
de superficie equivalentes a tres veces la de Cuba y la crisis
económica internacional más grave desde la Gran Depresión de los años
30 han golpeado a la inmensa nación de 1 300 millones de habitantes.

Por mi mente pasaba el inmenso esfuerzo del pueblo chino, de sus
obreros, sus campesinos, sus trabajadores manuales e intelectuales; el
tradicional espíritu de sacrificio y la cultura milenaria de ese país
miles de años antes de la etapa colonial impuesta por Occidente, donde
emergieron con su poder y sus riquezas las actuales potencias del
Grupo G-7 que hoy hegemonizan la economía mundial.

¡Qué colosal tarea en estos tiempos de globalización caía sobre ese
dirigente que tuvo el gesto de visitar nuestra bloqueada, agredida y
amenazada patria! ¿No somos acaso un país terrorista entre otros 60 o
más que pueden ser atacados preventiva y sorpresivamente? ¡Eso dijo
hace ya más de seis años el demencial jefe del imperio, que se reunió
en Washington hace solo cinco días con el G-20!

China es el único país de ese grupo que puede regular a través del
Estado un elevado índice de crecimiento, al ritmo que se propone, no
menor al 8 por ciento en el año 2009. La idea que lanzó el último
Congreso del Partido fue la de cuadruplicar el Producto Interno Bruto
per cápita entre el 2000 y el 2020, medido en valores constantes del
2007, año en que tuvo lugar el Congreso. De eso me habló en detalles.
Alcanzaría por tanto el equivalente a no menos de cuatro mil dólares
per cápita por año al final de ese período, en condiciones de paz.
Pienso que no puede ni debe olvidarse que China es un país emergente,
cuyo ingreso per cápita, con mucho menor población cuando triunfó la
revolución, no alcanzaba los 400 dólares al año por habitante y fue
totalmente aislada por el imperialismo. Compárese con los 20 mil per
cápita o una cifra mucho mayor que disfrutan en la actualidad los
países capitalistas desarrollados, como Japón, europeos occidentales,
Estados Unidos y Canadá. Varios de estos superan los 40 mil dólares
per cápita al año, aunque su distribución es sumamente desigual en la sociedad.

Empleando 586 mil millones de sus reservas en divisas convertibles,
que se aproximan a los dos millones de millones de dólares, acumuladas
a base de sudor y sacrificio, puede enfrentar la actual crisis y
seguir avanzando. ¿Existe algún otro país con esa solidez?

El presidente de China, secretario general del Partido y presidente de
las Comisiones Militares Centrales del Partido y el Gobierno, Hu
Jintao, es un líder consciente de su autoridad y sabe ejercerla a plenitud.

La delegación presidida por él firmó con Cuba doce proyectos de
acuerdos para un modesto desarrollo económico, en una zona del planeta
donde la totalidad del pequeño territorio de la isla puede ser azotada
por huracanes de creciente intensidad, una prueba de que el clima
realmente está cambiando. El área afectada por el terremoto en China
no rebasaba el 4 por ciento de la superficie de aquel gran Estado
multinacional.

Hay circunstancias en que el tamaño del territorio de un país
independiente, su ubicación geográfica y el número de sus habitantes
desempeñan importante papel.

¿Estaría Estados Unidos, que roba en todas partes inteligencias ya
formadas, en condiciones de aplicar una Ley de Ajuste para los
ciudadanos chinos similar a la que aplica a Cuba? Es absolutamente
obvio que no. ¿Podría aplicarla a toda América Latina? Desde luego que tampoco.

Mientras tanto, nuestra maravillosa, contaminada y única nave espacial
prosigue sus vueltas sobre su eje imaginario, como repite uno de los
más escuchados programas de la televisión venezolana.

No todos los días un pequeño Estado tiene el privilegio de recibir a
un dirigente de la personalidad y el prestigio de Hu Jintao. Ahora
continuará viaje hacia Lima. Allí habrá otra gran reunión. De nuevo
estará presente Bush, esta vez con 7 días menos de mandato.

Se afirma que en Washington, con solo 20 líderes de los países
asistentes, las medidas de seguridad propias y las demandadas del
anfitrión contra cualquier intento de eliminarlos físicamente, cambió
las costumbres y la vida habitual de la ciudad. ¿Cómo será en la gran
urbe de Lima? La ciudad sin duda alguna será tomada por los cuerpos
armados; moverse será una tarea complicada, pues en ella, además,
estarán presentes los agentes bien entrenados de órganos
supranacionales de Estados Unidos, cuyos intereses y planes se
conocerían muchos años después de transcurridos los períodos
presidenciales de los jefes eventuales del imperio.

Le expresé muy sintéticamente algunas apreciaciones de nuestro país
sobre el hábito del vecino del Norte, que pretende imponernos sus
ideas, su modo de pensar y sus intereses a través de sus flotas,
repletas de armas nucleares y bombarderos de ataque; nuestra
apreciación de la solidaridad de Venezuela con Cuba desde los momentos
más críticos del período especial, y el duro golpe de los desastres
naturales. Que el presidente Chávez, gran admirador de China, ha sido
el más firme defensor del socialismo como el único sistema capaz de
llevar la justicia a los pueblos de América Latina.

En Beijing se guarda un agradable recuerdo del líder bolivariano.

El presidente Hu Jintao reiteró su deseo de seguir desarrollando las
relaciones con Cuba, un país hacia el que siente gran respeto.

El intercambio se produjo durante una hora y 38 minutos. Fue cálido,
amistoso, modesto, e hizo patentes sus sentimientos de afecto. Lo vi
joven, saludable y fuerte. Deseamos a nuestro ilustre y fraternal
amigo el mayor éxito en su tarea. ¡Gracias por su estimulante visita y
el honor de interesarse por un encuentro personal conmigo!


Fidel Castro Ruz

Noviembre 19 de 2008

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