martes, 27 de octubre de 2009

EPIDEMIA CAPITULO 23 (continuacion)

¿QUE TAN FACIL ES DEJARSE ENGAÑAR POR CURAS MARAVILLOSAS?
Era fácil encontrar otros motivos de sospecha en los escritos de Carlos. Pero con la divisa intelectual ha sido tan devaluada como la credulidad – antigua y de la nueva era- es tan agresiva, como raramente se practica el pensamiento escéptico, no hay ninguna parodia demasiado inverosímil, la fundación Carlos anunciaba la venta de un “CRISTAL DE LA ATLÁNTIDA” (en realidad se cuidaron escrupulosamente de no vender nada):
El maestro en sus viajes, ha encontrado hasta ahora cinco de esos cristales únicos, sin que la ciencia encuentre explicaciones, cada cristal contiene energía casi pura… (Y tiene) unos poderes curativos enormes. Las formas contienen energía espiritual fosilizada y son una gran bendición para la preparación de la tierra para la nueva era…De los cinco, el maestro ascendido lleva siempre un cristal de la Atlántida cerca de su cuerpo para protegerse y potenciar todas las actividades espirituales. Dos de ellos han sido adquiridos por bondadosos seguidores en estados Unidos a cambio de la contribución sustancial que requiere el maestro ascendido.
O, bajo el titular: “LAS AGUAS DE CARLOS”:
El maestro ascendido encuentra de vez en cuando agua de tal pureza que emprende la energización de una cantidad de ella para beneficio de los demás, un proceso intensivo. Para producir lo que siempre es poco, el maestro ascendido se purifica él mismo y una cantidad de cristal de cuarzo puro moldeado en frascos. A continuación se coloca él mismo y los cristales en un gran cuenco de cobre, pulido y caliente. Durante un periodo de 24 horas, el maestro ascendido vierte energía en el depósito espiritual del agua…No hace falta sacar el agua del frasco para utilizarla espiritualmente. Sólo sostener el frasco y concentrarse en curar una herida o enfermedad producirá resultados asombrosos. Sin embargo si le sucede un infortunio serio a usted o un ser cercano unas gotas de agua energizada le ayudaran inmediatamente a la recuperación.
O “lágrimas de Carlos”:
El color rojo de los frascos que ha modelado el maestro ascendido para las lágrimas es prueba suficiente de su poder, pero su emoción durante la meditación ha sido descrita por los que la han experimentado como (gloriosa unicidad).
También hay un librito, las enseñanzas de Carlos que empieza:
Yo soy Carlos. He llegado hasta ti a través de muchas encarnaciones pasadas. Tengo una gran lección para enseñarte. Escucha atentamente. Lee atentamente. Piensa atentamente. La verdad está aquí.
La primera enseñanza es una pregunta: ¿Porque estamos aquí? … La respuesta: ¿Quién puede decir cuál es la única respuesta? Hay muchas respuestas a cualquier pregunta y todas las respuestas son correctas. Es así. ¿Lo ve?
El libro nos conmina a no pasar a la página siguiente hasta que hayamos entendido la página en la que estamos. Éste es uno de los muchos factores que dificultan terminarlo.
“De los que dudan- revela más adelante- solo puedo decir esto: Pueden tomar de este asunto lo que quieran. Terminan sin nada: un puñado de aire quizá. ¿Y que tiene el creyente? ¡Todo! Todas las preguntas contestadas, porque todas y cada una de las respuestas son correctas ¡y son buenas respuestas! Discute esto, escéptico.
O:”no pidamos explicaciones de todo. Los occidentales, en particular, siempre estamos pidiendo descripciones prolijas de porque esto, porque aquello. La mayoría de lo que se pregunta es obvio ¿Porque ocuparse en examinar esas materias? … La fe hace que todo se convierta en verdad “.
La última página del libro expone una sola palabra en grandes letras: Se nos exhorta a “¡pensar!”
Todo el texto de las enseñanzas de Carlos fue escrito por Randi. Lo redactaron Álvarez y él, precipitadamente en pocas horas.
Los medios de comunicación australianos se sintieron traicionados por uno de los suyos. El principal programa de televisión del país se tomó la molestia de poner en evidencia la mala calidad del nivel de comprobación de daros y la extendida credulidad de las instituciones dedicadas a las noticias y asuntos públicos. Algunos anali8stas de los medios de comunicación lo excusaron basándose en que era obvio que el teme no era importante; de haberlo sido, lo habrían comprobado. Se entonaron unos cuantos mea culpa, ninguno de los que habían sido engañados quiso aparecer en un programa retrospectivo sobre el “asunto Carlos” programado para el Domingo siguiente en “Sixty Minutes”.
Desde luego todo eso no implica que Australia sea algo especial. Álvarez, Randi y sus colegas conspirados respondían haber elegido cualquier nación en la tierra y no hubiera cambiado nada. Los que concedieron una audiencia nacional de televisión a Carlos incluso sabían lo suficiente para hacer algunas preguntas escépticas… Pero no se pudieron resistir a invitarlo, la lucha de aniquilación mutua de los medios de comunicación dominó los titulares tras la partida de Carlos. Se escribieron comentarios confusos sobre el asunto ¿Cuál era el objetivo? ¿Qué se había demostrado?
Álvarez y Randi demostraron lo poco que cuesta desnaturalizar nuestras creencias, lo dispuestos que estamos a dejarnos llevar, lo fácil que es engañar al público cuando la gente se encuentra sola y anhela creer en algo. Si Carlos se hubiera quedado más tiempo en Australia y se hubiera concentrado más en la curación – a través de la oración, de la fe en él, expresando deseos ante sus lágrimas embotelladas, acariciando sus cristales-, es indudable que hubieran aparecido personas curadas gracias a él de muchas enfermedades, especialmente psicogénicas. Incluso si lo único fraudulento hubiera sido su aspecto, dichos y productos anexos, algunos habrían mejorado gracias a Carlos.
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