miércoles, 15 de julio de 2009

Las grandes lecciones de la tragedia en la guardería ABC

Miércoles 15 de julio de 2009
David Velasco



A casi cuarenta días del incendio en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, en el que murieron 48 niños y muchos más sufrieron graves quemaduras, es bueno destacar algunas de las grandes lecciones que han ido apareciendo, en medio del debate que, en ocasiones, tiende a perder de vista los asuntos fundamentales, para quedarse, para variar, en la anécdota, en el amarillismo, en la nota que tiene rating para los grandes medios electrónicos, especialmente la televisión.

En primer lugar, se pierde de vista el largo proceso de privatización del sistema de seguridad social. El IMSS fue, en su momento, motivo de orgullo para México y una muestra de cómo hacer las cosas para ejercer el derecho a la salud. Era el tiempo aquél en el que, si el seguro no tenía las medicinas, te daban el vale para que la consiguieras en cualquier farmacia. A más de 30 años de iniciado el proceso de privatización, del que las guarderías es sólo un pequeñísimo botón de muestra, nos encontramos con la brutal realidad de que en México, el derecho a la salud se ha convertido en una mercancía. Los niños y niñas de las guarderías, son eso, una mercancía más. La llamada “subrogación”, no es sino la renuncia del Estado mexicano a cumplir con uno de los derechos humanos fundamentales, como es el derecho a la salud y los que de ahí se derivan.

En segundo lugar, la privatización del sistema de jubilaciones y pensiones, generó uno de los más jugosos negocios para las Afores, que lucran con nuestras aportaciones para la jubilación. Desde 1995, cuando se modificó el sistema solidario de pensiones y jubilaciones, por el sistema de cuentas individuales, son muchos los miles de millones de pesos que las Afores se han embolsado y también miles de millones de los ahorros de los trabajadores y trabajadoras mexicanas, los que se han perdido o han perdido su valor. El argumento que se ha dicho, desde entonces, es la crisis financiera del IMSS y la necesidad de disminuir los costos. Pero siempre se ha negado la vieja demanda de los trabajadores y trabajadoras del IMSS de realizar una “auditoría histórica” al instituto, pues durante años de gobiernos priístas y ahora panistas, el IMSS fue la caja chica de muchos políticos. La corrupción y la impunidad a costa de los trabajadores y trabajadoras.

En tercer lugar, la supuesta crisis financiera del IMSS se atribuye más a sus elevados costos, en especial, el del contrato colectivo de trabajo firmado con su sindicato. Pero nunca se ha señalado dos causales, no menos graves, como son los altos sueldos de sus principales funcionarios y el cobro discrecional de las cuotas patronales. Funcionarios con salarios de más de 200 mil pesos mensuales, libres de polvo y paja, y grandes patrones de empresa que no pagan sus cuotas. De más está decir que la causa estructural es el desempleo formal, es decir, hay menos trabajadores que cotizan y patrones que paguen sus cuotas, o también el hecho criminal de que hay patrones que registran a sus trabajadores con un salario menor al que realmente reciben sus trabajadores.

En este contexto, la tragedia de la Guardería ABC – que muchos lamentamos y a otros nos ha causado una rabia de gran calibre – es sólo abrir la caja de Pandora del sistema de seguridad social en México. La asignación directa a parientes y amigos, es lo de menos, porque es un uso y costumbre de la clase política para pagar favores, lo mismo de priístas que de panistas y perredistas, los colores partidarios han dejado de ser una diferencia. Lo de más es la revisión a fondo del proceso de privatización del sistema de seguridad social. La gran mayoría de los contratos de las guarderías, un 90% aproximado, vence en diciembre de 2009. ¿Los nuevos legisladores federales, entre ellos la mayoría priísta, revisarán a fondo la subrogación del servicio de guarderías del IMSS? Tengo serias dudas, porque sus parientes y amigos son los beneficiarios.

Pero la gran lección, por encima de todas las mencionadas, es que una tragedia de este calibre, genera un movimiento social, a pesar de amenazas e intimidaciones de las autoridades. En Hermosillo y en la ciudad de México, la gente se mueve y protesta, se rebela con dignidad porque el dolor de los de abajo es el mismo en Hermosillo que en Acteal, en Oaxaca que en Atenco.

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