Ladillas
¡Cien Changos!
Por el Lic. Mefistófeles Satanás
Me desayuno con la noticia de que Marrana Comez del Caño, lideresa del PANazi en el DF, marchó, encabezando a cien changos, del ángel al ayuntamiento de la Ciudad de México para hacer berrinche contra la consulta. Leí y releí la nota del Unimierdal varias veces sin poder creer mis ojos. Bien sabido es que esos chayoteros inflarían la cantidad. Pero, de todas maneras sufrí escalofríos: ¡eran cien changos!
Me puse a temblar por la suerte del movimiento. Imagínense, la próxima vez que se le hinchen a AMLO llenar la plaza con 100 o 200 o 300 mil brigadistas ¿quien los va a defender de estos cien changos? La escena seria dantesca. Todo ese mar de gente tratando de huir de estos cien changos harían ver lo del News Divine como un pequeño incidente.
¿Qué hacer? Yo, el chamuco, me fume toda una cajetilla pensando en opciones. ¿Qué si se presentaban esos ¡cien changos! aquí en Infiernotitlan? Después de todo, el rancho de Fox esta arribita de Infiernotitlan. Capaz que el burro los deja pernoctar en las caballerizas con el resto de sus gueyes y a la mañana siguiente descendían aquí. Prendí una veladora a San Judas Tadeo. ¡Protégeme San Juditas de esos cien changos!
Llame a Viboriano Huerta, el encargado de la seguridad aquí en Infiernotitlan. Le explique lo que me preocupaba.
“Ah caray, estaka brown,” dijo Viboriano. “¿Dijo cien changos?”
“En efecto, y mire, aquí esta la lideresa. Esta mas fea que oste.”
“No pos si. Da miedo. Hace ver guapa a la Chucky. Oiga, licenciado, pos tengo 3,000 chamucos y algunos son cinta negra en lucha con el trinche. Pero, si oste dice que fueron cien changos, pos no le garantizo nada. Algunos han de ser caballeros del colon o perversionarios de Cristo. ¿Qué si nos avientan globos llenos de agua bendita?”
“Pos refuerce las entradas, don Viboriano. Ponga un campo minado, que se yo. A lo mejor los podemos medio detener,” le dije despidiéndolo. Doña Cholita me hizo un te de tila para que se bajara el nerviosismo. Pero la amenaza de los cien changos de la Marrana Comez del Caño no fue lo único que arruino mi vida.
Me entere que el Chucho Graco Ramírez estaba dispuesto a apoyar al PRI en su deforma energética. ¡Y luego Ruth PANtaleta hizo declaraciones echándole tierra a la consulta de Ebrard!
¡Eso fue el acabose! ¡Imagínense! ¡Los Chuchos resultaron unos traidores! ¡Quien se lo iba a imaginar! Saque la botella de Chupardi, la que tiene un murciélago dentro. Mande llamar al Mariachi Asmodeo de Infiernotitlan y les pedí que me empezaran a tocar puras de José Alfredo. Brinde por Ruth y trate de olvidarla, al estilo Xalisco, pero ni madres.
No me quedaba otra. Ante tanta fuerza ¡cien changos! desplegada por el PAN, ante semejantes traiciones (et tu Ruth), es evidente que todo está perdido. Resistir es inútil.
Voy a abjurar de AMLO, del movimiento, de los renegados. Si me ven en la calle ni me saluden pues traeré un moñito blanco muy mamón. Volveré a ver a Taravisa y comeré hamburguesas del payasito diabólico. Aceptare la oferta de Fernández de Cebollas de integrarme al Yunque con el nombre de Miguel de Miramón. Iré a misa diaria y comulgare. Y estoy dispuesto a comprar bonos del tesorito y aplaudiré cuando la Shell meta Blackwaters para vigilar sus refinerías en México. Llamare a Yoni CAMOTE y le diré que he decidido hacerme metrosecsual. Se le hizo la lucha pero ¡cien changos! pos son demasiados y encima los Chuchos resultaron traidores. Me doy.
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