Guadalupe Loaeza
24 Dic. 09
"Ya va a empezar a nevar...", anunció una voz masculina que venía de un altoparlante colocado en la parte superior de una de las tantas boutiques que comprende el centro comercial más sofisticado y exclusivo de Polanco, Antara. Eran las 6:30 de la tarde cuando de pronto comenzaron a caer del cielo una infinidad de copitos blancos hechos con jabón, que asemejaban casi a la perfección la nieve de verdad. "¡Está nevando, está nevando!", gritaban ilusionados los niños enfundados en sus chamarras con los brazos extendidos y las manos abiertas, como queriendo atrapar motoncitos de nieve. Con razón su publicidad dice: "Antara es un mundo imaginario que cobra vida en un espacio arquitectónico pleno de luz y armonía donde todas las experiencias son únicas e irrepetibles".
A lo lejos se escucha la tradicional música de Jingle bells, jingle bells!!!... Los papás, los abuelos y la respectiva nana de todos esos pequeños se miran entre sí enternecidos, pero sobre todo gratificados por tener un centro comercial en donde nada más allí nieva; un centro comercial con muchas boutiques como las que hay en el primer mundo y un centro comercial con todo, el cual no le pide nada a ninguno de otra parte del mundo. ¡Qué felices se ven estas familias mexicanas súper privilegiadas y unidas alrededor del árbol de Navidad que, aunque de mentiritas, parece recién cortadito! ¡Cuánto espíritu navideño y paz se respira a lo ancho y largo del fashion hall, con sus fuentes y estanques pletóricos de lucecitas! ¡Qué contentos se ven todas y todos los niños porque están seguros que su Santa Clos sí les va a traer todo lo que le pidieron, no obstante se portaron tan mal en el 2009; o bien, a pesar de que no pasaron de año... y le faltan constantemente el respeto a sus papis. ¿Por qué será que el Santa Clos de los ricos mexicanos es tan tolerante, tan despilfarrador, pero sobre todo, tan bonachón? ¿Por qué será que siempre los escucha con tanta lealtad y les cumple todos sus deseos? ¿Y por qué será que a este Santa Clos lo tenga sin cuidado la crisis, la desigualdad y la pobreza de su país? ¡Ah, qué Santa polanquero tan distraído y tan olvidadizo...!
A esas horas de tarde-noche, prácticamente ya todos hicieron su shopping en Antara. Las grandes bolsas de tiendas como: Armani, Purificación García, Max Mara, Massimo Dutti, Zara, Casa Palacio, Kiehl's, L'Occitane, Carolina Herrera, Swarovski, Hackett, Berger, Tous, DKNY, Etro, Hugo Boss, Pink, etcétera, etcétera, están a punto de reventar. Y eso que todavía faltan los regalos de Reyes...
Si una camina entre los grupitos de señoras muy abrigadas y de las teenagers con sus enormes botas y sus chamarritas en todos los tonos de morado puede escuchar este tipo de reflexiones: "Ay, qué padre es Antara, es como estar en Houston, sin gastar un solo dólar". "Es como estar en Aventura mall de Miami". "¿No te sientes en el Rockefeller Center de Nueva York?". "Mira m'hijijto, cómo te saluda, de lejijtos, Santa Clos con su mano, dile que ya le mandaste tu cartita...". "Estoy feliz porque me compré unas botas diviiiiiiiiiiiiiinas, en barata". "Nosotros comimos un salmón delicioso en el Odeon". "¿No se quieren venir a tomar una copa de champagne el 24, antes de la cena?". "El 25 nos vamos a Boston a pasar Año Nuevo". "Nosotros, en cambio, preferimos ir a Valle...". "¿No te he enseñado la camioneta que me regaló de navidad mi marido?". "Este año mandé a hacer toda la cena con Mayita...". "¿No los invitó Malú a su casa de Acapulco para pasar año nuevo?". "Nosotros íbamos a ir a Cuernavaca, pero con eso de El Barbas, mejor nos vamos a Cancún"...
No, los ricos mexicanos no cambian; crisis llegan, crisis van, ellos siguen igual de consumistas, igual de entusiastas, igual de regalones e igual de inconscientes. Su país les preocupa, pero no tanto, nada más tantito, por ratitos. Como sienten que no pueden hacer nada por él, mejor hacen chistes o repiten chismes políticos: que si ya se va a casar Peña Nieto con La Gaviota; que si Lujambio sí es el candidato presidencial del PAN, que si Marcelo tiene grandes posibilidades de ser el próximo Presidente, que si Juan Ramón de la Fuente se lanzara, seguro ganaba... etcétera, etcétera. Su conversación, estas vacaciones, oscila entre estas especulaciones y filosofías muy personales: "Hay que vivir el presente, el momento, el hoy y el ahora. ¿Para qué azotarse? No sirve de nada. Entre más trato de entender este país, más me frustro. Por eso ya no escucho noticias y menos en estos días. Yo ya no creo ni en el PAN ni en el PRI y menos en el PRD, no creo en los diputados ni en los senadores ni en los jueces ni en el Ejército ni mucho menos en la policía. No creo en ningún gobierno, todos son iguales. He llegado a la conclusión de que el problema de México somos los mexicanos. ¡¡¡Nosotros!!! Pero, ¿qué podemos hacer? No tenemos solución. ¡¡¡Estamos perdidos!!! Como país, nos hemos empequeñecido; cada día estamos más chiquitos, más trampositos, más desprestigiados y mucho más empobrecidos. Y eso que tenemos malls como el de Antara, el único lugar en el que no me siento como mexicano, tan... ¡¡¡jodido!!!".
gloaeza@yahoo.com
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