Por Alberto Híjar
¿Gritarán muera el mal gobierno los funcionarios actuales? Lo más sensato es que griten vivas a la letanía de héroes patrios sin olvidar a las mujeres Josefa, Leona, Mariana. Realmente, en la medida que se acerca el bicentenario del inicio de la Revolución de Independencia, se vuelve más difícil la celebración de Estado. Por más que se anuncian obras monumentales, no aparece el sentido revolucionario y en cambio, hay una sostenida campaña oficial contra la independencia nacional.
Hasta 1910 quedó claro que no bastaba la independencia política. Sin independencia económica, la modernización industrial generó inequidades y con ellas, grupos de poder definidos en la clase dominante, una burguesía desenfrenada pese a las limitantes constitucionales poco a poco suprimidas. La sustitución de importaciones en el gobierno de Miguel Alemán, reduce a los trabajadores mexicanos a mano de obra barata para producir aquí con no menos de diez veces del costo en cualquier otro país, Estados Unidos en especial. Exentas del pago de agua, electricidad y con impuestos que se evitan o regresan por vía de la falsa filantropía, las grandes empresas se han trasnacionalizado de modo de incorporar a los grandes negocios a las que fueran empresas mexicanas. El Imperio está dentro, no más procede el luchar contra el imperialismo como poder externo. El Estado ha entregado la soberanía al superestado mundializado para el que las naciones no interesan sino como peligro que hay que reprimir con un sistema de seguridad de cero tolerancia.
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