Julio Hernández López
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■ Felipe el Grande
■ Viajar infla
■ IFE ortopédico
■ Por alzar la voz
No puede con su país, pero el lic. Calderón quiere tener un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su patria arde minuto a minuto, pero él tiene suficiente tiempo para posar en Nueva York junto a Shakira, Alejandro Sánchez Pizarro (Sanz, su apellido artístico) y otros artistas y presidentes que forman parte de un alegre proyecto de filantropía internacional; político en busca de parecer alivianado, heredero de las glorias del neologista Fox y sus borguismos, el jefe de la Banda de la Bici Resbaladiza tuvo ánimos creativos para jugar con las palabras al decir que “la clave yo creo que de todo gobierno no sólo es admitir un compromiso concreto, también es clavarse uno personalmente con el compromiso” . Clavado el buen Felipe clavadista en clave, de tal manera que aun cuando el caso de las explosiones de Morelia se enreda cada día más, con los narcotraficantes asumiendo papeles de presuntos justicieros y gobernantes, se cree con autoridad plena para hablar “ante el mundo” de terrorismo y dar consejos en su tratamiento. Felipe el Grande, presentado como impulsor de privatizaciones petroleras en reunión con la Foreign Policy Association (clasificación que de inmediato rechazó), que se infla desmesuradamente al salir del infierno local en que sus características normales son la brevedad y la ineficacia. Farol de la ONU y trágica oscuridad de su casa que es magnificado por las lentes de efímero aumento que en su caso son las de las cámaras de televisión.
...Las tareas de intimidación social continúan, mientras tanto, a pasos acelerados. Cada que pueden, el lic. Calderón y algunos de sus dilectos funcionarios convocan con vehemencia a los mexicanos a que no sean omisos y se sumen a la lucha contra los delincuentes organizados, ya sea mediante la denuncia de esos criminales o mediante acciones cívicas ejemplares. En Villahermosa, un locutor de programas juveniles con gran audiencia en EXA FM, Alejandro Xenón Fonseca, conocido como El padrino Fonseca, la noche de este martes reciente colgaba mantas en las calles convocando a la población a denunciar a narcos y a actuar socialmente contra ellos. En las mantas, con el logotipo del popular programa de El padrino, se planteaba que “El secuestrador vive hasta que el ciudadano quiere”, “No al miedo, al secuestro, a la impunidad, a las mentiras”, e incluso se manifestaba apoyo abierto al químico que gobierna el estado, Andrés Granier. Sabido es que los narcotraficantes hacen uso intensivo del nuevo sistema de comunicación social de las mantas callejeras sin que autoridad alguna ose toparse con esos juglares textiles cuando cumplen sus tareas de difusión, y que a la fecha no ha sido detenido nadie por esa causa probada. En la misma Morelia, “tomada” militarmente luego de las granadas del 15, La Familia coloca mantas, volantea y actúa mediáticamente sin problema alguno. Pero al locutor tabasqueño le cayó la poli local en cuanto comenzó a instalar el tenderete informativo, aunque luego lo dejaron solo, cuando vieron de lo que se trataba. Poco después llegó una camioneta con placas de Estados Unidos y en un abrir y cerrar de ojos el locutor fue abatido por disparos de armas poderosas. Moraleja a punta de cuerno de chivo: que nadie informe, critique o actúe cívicamente contra los gobernantes reales, porque las consecuencias son fatales. Un lector tabasqueño lo planteó así a esta columna: “este crimen no fue por dinero, no fue por venganza, no fue a un narco, no fue entre criminales, fue por alzar la voz”. Te lo digo, Villahermosa, para que lo entiendas, México entero.
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