INSTITUCIONES BAJO PRESIÓN
EL RIESGO “CALDERÓN”
En México se tiene una larga tradición de injerencia del Presidente en turno en la toma de decisiones de las instituciones y organismos públicos formalmente ajenos a su ámbito de influencia
Durante décadas de gobiernos priístas no había más poder que el de la Residencia Oficial de Los Pinos para cambiar decisiones en el Congreso, en los organismos del poder judicial, en el banco central e, incluso, en los titulares de algunos medios de comunicación.
La “línea” del Presidente en turno –como se le ha llamado con cierta ironía– se debilitó a partir de que el PRI perdió la presidencia en el año 2000 en favor de Vicente Fox, el candidato panista. Esta tendencia se acentuó con un Congreso plural, sin el dominio de una sola fuerza política.
Sin embargo los avances que impusieron la democracia electoral y partidista no han sido suficientes. Los últimos dos gobiernos emanados del PAN han demostrado que los presidentes en turno aún están lejos del ejercicio institucional del poder presidencial. Las tentaciones y las viejas prácticas priístas no acaban de ser enterradas y el presidente Felipe Calderón ha caído en ellas.
La disolución del Consejo General del Instituto Federal Electoral el año pasado por parte del Congreso en medio de una negociación y anuencia de Los Pinos, fue una pésima señal de desprecio hacia las instituciones. En aquella ocasión reputados analistas expresaron en la prensa su preocupación de que acciones como éstas se replicaran en instituciones –como el banco central– que se han ganado la confianza ciudadana a partir de su gestión independiente.
Poco tiempo pasó para que ello ocurriera. La sugerencia pública hecha por el presidente Calderón el 4 de junio pasado para que el banco central modifique su política monetaria, confirmó que aquella preocupación tiene sentido. No era la primera vez que el Presidente lo hacía. Calderón ha presionado, en público y en privado, a los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México a corregir sus decisiones de política monetaria en una clara injerencia en las atribuciones que, constitucionalmente, tiene el banco central.
El mundo al revés. Acciones como éstas eran los temores de millones de electores en caso de ganar las elecciones presidenciales el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Por las razones que sean –de ganancias políticas de corto plazo, de revanchismos personales, o de una personalidad que disfruta de concentrar la toma de decisiones, lo cierto es que el Presidente está arriesgando peligrosamente la construcción y fortaleza de las pocas instituciones que se han ganado la confianza ciudadana.
Allí –en el uso del poder que mina la institucionalidad bajo el pretexto populista de defender las causas de las mayorías– hay un riesgo latente por vigilar.
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YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
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