lunes, 22 de septiembre de 2008

Seis semanas


Manuel Camacho Solís
Seis semanas
22 de septiembre de 2008


Los riesgos se acumulan día con día. Tenemos un gobierno débil. Pero no hay tiempo para distracciones, pues de sus acciones dependerá que se mantenga a flote la nave del Estado y se pueda evitar una crisis mayor. Este es un momento crucial donde el gobierno debe actuar con lucidez y efectividad. En sus manos está la estabilidad nacional.

Las seis semanas que corren del día de hoy a la elección presidencial estadounidense van a ser muy intensas. La crisis financiera estadounidense parece controlada, pero sus consecuencias de pérdidas de capital, empleos y capacidad de financiamiento, apenas empezarán a sentirse.

Poco a poco se irán manifestando los efectos recesivos e inflacionarios internos y se verá si el ambiente económico adverso se mantiene en expectativas razonables, o si el nerviosismo empieza a cundir.

En los primeros días de octubre, se sabrá si el gobierno decide abrir el sector petrolero —con la consecuente confrontación que ello provocaría— o si opta por ir al rescate de Pemex con el apoyo del FAP y el PRI.


Si se planea sostener al gabinete, o se abren posibilidades de recambio. Finalmente, si en Estados Unidos gana la elección Obama o McCain.

Cualquier cálculo previo sobre qué hacer tendría que ser revisado. Con este incremento de riesgos, para sortear exitosamente el reto, están obligados a replantearse los qué y el cómo de esta nueva etapa. Cinco decisiones pueden hacer la diferencia:

Primera: hay que adecuar la política económica a las nuevas condiciones. Es importante mantener la tranquilidad de los inversionistas, pero es igualmente importante evitar caídas de la masa salarial y el empleo. El Banco de México y Hacienda deben cuidar la inflación, pero evitar contracciones que exacerben los impactos adversos sobre el mercado interno, los salarios, el empleo y el campo.

Segunda: diseñar una estrategia de protección de los pilares del Estado. Cuidar al Ejército, la Suprema Corte, el Congreso, el Ejecutivo. Cuidar al Ejército es evitar la dispersión no estratégica de sus operaciones y su confrontación con la sociedad. A la Corte, es proteger su autonomía y su capacidad para defender los derechos ciudadanos. Al Congreso, es hacer política concentrada y evitar dislocar sus equilibrios internos. Al Ejecutivo, es mantener la serenidad, fortalecer la resistencia política ante las presiones y no llevarlo a ninguna confrontación adicional. Cuidarlos, también significa estar pendiente de su seguridad, la de los medios y la sociedad.

Tercera: no polarizar a la sociedad, sino por el contrario, resolver conflictos (minero, educación) y evitar crear nuevos frentes de confrontación, donde el principal es el petróleo.

Cuarta: desde el Ejecutivo, mantener la mayor neutralidad respecto a la elección estadounidense.

Quinta: reforzar el gabinete. Entre más pronto, mejor. Pero si no es pronto, mejor tarde que nunca, en función de los desenlaces de estas seis semanas y de las exigencias de 2009.

Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista


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