jueves, 18 de septiembre de 2008

El atacante.

Guadalupe Loaeza
18 Sep. 08


"Perdónenme por lo que voy a hacer", habría dicho el atacante del atentado en Morelia, antes de quitar la espoleta, durante El Grito que daba Leonel Godoy, y lanzar la granada que impactó en primer lugar el rostro de un señor para enseguida caer al suelo y estallar (Reforma, 17-IX-2008). ¿Por qué habrá pedido disculpas el atacante a sabiendas de que al lanzar el artefacto en medio de esa multitud, totalmente indefensa, mataría y dejaría herida a mucha gente? ¿Pedía perdón como si se hubiera tratado de un niño que estuviera a punto de hacer una travesura? ¿Acaso no son los culpables los que piden perdón? En uno de los cuentos de Juan Rulfo, cuyo título se me escapa, el protagonista pide perdón antes de darle varias puñaladas a su enemigo: "No era mi intención darle tantas puñaladas", confiesa después ante el juez. Por otra parte, Octavio Paz se refiere en su maravilloso ensayo "Máscaras mexicanas" a esta característica de pedir perdón tan mexicana: "Cuando pide disculpas, la gente del campo suele decir: 'Disimule usted, señor'. Y disimulamos. Nos disimulamos con tal ahínco que casi no existimos". Pero por más que se hubiera hecho el disimulado, el atacante (¿eran dos?), con el par de granadas, la primera lanzada muy cerca del Palacio de Gobierno y la segunda justo en el cruce de Avenida Madero y la Calle León Guzmán, murieron siete personas y más de 100 resultaron heridas. Dicen algunos testigos que se encontraban muy cerca de los lamentables hechos que el atacante corrió y desapareció, lo cual corresponde con lo que afirma el autor de El laberinto de la soledad: "En sus formas radicales el disimulo llega al mimetismo. El indio (atacante) se funde con el paisaje, se confunde con la barda blanca en que se apoya por la tarde, con la tierra obscura en que se tiende a mediodía, con el silencio que lo rodea. Se disimula tanto su humana singularidad que acaba por abolirla y se vuelve piedra, pirú, muro, silencio: espacio".

¿A dónde habrá huido el atacante después de haber cometido este acto de absoluto terrorismo? ¿Se habrá metido, muy "disimuladito" en el interior de una fonda o en una farmacia? O bien, ¿se subió a un coche que lo estaba esperando para enseguida huir a toda velocidad, como suelen hacer los cobardes? ¿Quién diablos lo habrá mandado a matar, a crear el caos, a confundir y a aterrar a la sociedad? ¿Los Zetas, La Familia, el Cártel de Sinaloa de Joaquín El Chapo, Guzmán? ¿Quién estará detrás de este atentado tan cruel como absurdo? ¿Bandas criminales del narcotráfico, el crimen organizado, una nueva guerrilla? ¿Se trata de verdad de una venganza entre grupos del crimen organizado? O bien, ¿se trata de guerrillas que vienen de otras partes de Sudamérica, como Colombia, dispuestas a desestabilizar el gobierno de Calderón? ¿Por qué fue en Morelia, por qué un 15 de septiembre, por qué con dos granadas, por qué no dejaron ningún aviso o comunicación, por qué atacar a civiles totalmente inocentes? ¿Con cuánto tiempo de anticipación se planeó el ataque? ¿Podría contestar todo lo anterior el atacante o los atacantes?

Hay que decir que para estos momentos ya existen datos del presunto atacante, incluso hay un retrato hablado. Según el procurador Miguel García Hurtado, se trata de un joven de aproximadamente 28 años de edad y de 1.75 metros de estatura. Una de las características del atacante es que tiene la cabeza calva o rapada, además es de complexión robusta, por eso corrió tan rápido, claro antes de la explosión. Dice el diario El País (17-IX-08) que en tanto "la gente iba cayendo en la plaza como piezas de dominó" el atacante huyó, todo vestido de negro. Y mientras el atacante huía despavorido, en el piso de la plaza yacían varias víctimas, todas ellas con "secuelas de guerra", como se llaman las heridas provocadas por las esquirlas (trozos de metal que salen disparados en forma de abanico o cono) y las quemaduras que provocan al explotar las granadas. Aproximadamente 11 menores de edad resultaron con heridas en las piernas y en los pies. Pero sin duda la que más padecía, una vez que el atacante emprendió la huida, era doña Belén Zavala Rodríguez de 54 años, sus piernas y sus pies recibieron tantas esquirlas que, al llegar al hospital, los médicos tuvieron que amputarle el pie derecho. Doña Belén quedó coja para toda su vida. Y todo ¿por qué? Porque acompañó a su marido, quien es taxista, a celebrar el 198 aniversario de la Independencia. Ella también quería gritar, junto con el gobernador, "¡Viva México!".
"Secuelas de guerra" es lo que estamos viviendo, precisamente, en nuestro país; sí, estamos en guerra, en una guerra civil, la cual empezó hace muchos años pero de una forma silenciosa, "disimulada", diría el poeta. Vivimos en una aparente paz, lo cual nos hace convertirnos en grandes "disimuladores", porque como bien dice Paz: "No sólo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos o los hagamos menos, actos deliberados y soberbios. Los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno".

Dejemos de disimular, así como si no estuviera pasando nada en nuestro país, dejemos de ningunear al otro y de paso de ningunearnos a nosotros mismos; mejor atendamos, con todo nuestro corazón, la convocatoria que hiciera Felipe Calderón, al pie de la columna del Ángel de la Independencia: "En nombre de la República demando de todos los mexicanos, sin excepción, en esta hora crítica, la unidad que México necesita". Inminente llamado porque: "La Patria, la Patria exige la unidad nacional. Unidad que supone un repudio unánime y sin matices a tan deplorables hechos. Unidad que implica dejar ya, a un lado, acciones o intereses que buscan dividir a los mexicanos. Unidad que supone apoyar la tarea del Estado para hacer frente a los criminales".

Sí, a los criminales como el atacante de Morelia.

Correo electrónico: gloaeza@yahoo.com

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