Carlos Monsiváis La novedad de lo de siempre 02 de agosto de 2009 |
¿En qué vas a invertir las tres cuartillas de tu artículo? ¿En opinar de la situación política nacional? ¿Y qué vas a decir que sea un aporte?... ¡No!... Tacha eso del partido que volvió no obstante el daño histórico que hizo durante décadas. Ni es novedad ni regañando a los votantes avanzas demasiado, ni es una explicación satisfactoria responsabilizar de la vuelta del priísmo a Calderón o a su gobierno, para eso estaban. Y también quita tu sentencia, justa pero ya muy vista, sobre la iniquidad de los señoríos feudales de Mario Marín y Ulises Ruiz. Denuncias y protestas se han multiplicado, pero al góber precioso y al góber rijoso los han protegido el PRI, el PAN, una parte de la dirigencia del PRD y el gobierno de Calderón, distinto a su manera de las acciones de Calderón; en la competencia por ver quién es más ineficaz, cada día varía el rating: hoy aventaja el gobierno por el manejo de la economía, aunque Calderón no es de los que se dan por vencidos fácilmente. Así que cálmate y fíjate bien en lo que redactas, porque a estas alturas ya no puedes salir con que el regreso del PRI es una afrenta, sin que te preguntes: ¿hubo compra masiva de votos? Si es una elección adquirida por dinero, ¿quién lo suministró y quiénes aceptaron que recibir no es pecado, el pecado es no comer?
Ya te veo venir con todo tu falso ingenio. Vas a hablar de Enrique Peña Nieto y a recordar todas las anécdotas sobre las funciones neuronales de su copete, el organigrama inmóvil y de cómo una trayectoria política se erige sobre las portadas de las revistas de sociales, la popularidad ahora viene del éxito y el éxito de la tv y en la tv no hay ideas que valgan ante los patrocinadores. Y no lances una diatriba contra la venta de tiempo y la manipulación. Peña Nieto no gana por la repetición de su imagen sino por la repetición de las imágenes en los billetes. Como galán de telenovelas él tal vez la haría en Cuarentañera pero los comerciales serían para él una competencia ruinosa. Así es que cancela esa parte de tu artículo; la política ahora no consiste en proyectos sino en productos, y Peña Nieto es uno que anuncia milagros, como corresponde a las campañas que deberían usar como spots únicamente parábolas.
Todo momento político requiere un protagonista, y esta vez tocó al Producto Peña Nieto, cuya superficialidad es una trampa porque si la crítica se dedica a denunciarla, se queda varada en lo superficial. Si la esencia del producto es la apariencia, la crítica no lo alcanzará. Así que desiste, es una pérdida de tiempo o de frases. Y tampoco, oh, dioses de Tenochtitlán, insistas en que el PRI compró la elección, porque si es cierto, ¿qué queda por hacer ante un país todavía atado al cordón umbilical del clientelismo? No, no me interrumpas, ya sé que la metáfora es horrenda, pero te la recomiendo porque es mejor que “un país deformado por el poder de la compra al menudeo de las mayorías”. En fin, haz lo que se te antoje.
No me salgas con que “Ya todo está dicho, pero como nadie recuerda hay que decirlo de nuevo”. O no salgas con que el deber de un articulista es hacer el artículo porque a la revolución todavía le falta tiempo de maduración.
Pero qué esfuerzo más desdichado el tuyo. En un descuido y sólo para fastidiarme, vas a proponer una encuesta sobre antipatías electorales y vas a poner a competir a Calderón con su gobierno. No son la misma cosa, entiende. Calderón, haiga sido como haiga sido, conquistó la Presidencia, o se la quedó, y su gobierno se encontró con la mesa servida, las encuestas de postre y un grupo de fieles que siempre dirían que fuera de sus artículos comenzaban los peligros para México. Calderón corrió riesgos, su gobierno no. Y está la otra hipótesis, según la cual el gobierno, por su condición misma, sufre más riesgos, y Calderón, por ser él solo y tener responsabilidades consigo mismo, está a salvo y sólo tiene enfrente el juicio de la historia. Pero no te aflijas, mejor proponte otras disyuntivas fatales: ¿en 2010 habrá más desempleados que habitantes de México? ¿La conmemoración del bicentenario se traducirá en más juegos de artificio que discursos sobre el padre Hidalgo? Si por una puerta entra Benito Juárez y por otra el emperador Maximiliano, ¿a quién saluda primero la buena sociedad? Esos son dilemas, aunque claro, a estas alturas todos interrogan por la supremacía en el desastre de Calderón o del gobierno de Calderón.
Ya no sabes qué hacer para terminar el artículo porque te rompí tu esquema de regaños al pasado, al presente y al porvenir, los tres malos alumnos en todo articulista. Imagino que en esta parte dirías: “Se ha derrochado muchísimo dinero en el IFE, mientras esa institución, que podría llamarse Instituto Fallido del Estado, regala millones a sus multados, y se tarda lo suficiente como para favorecer las mañas de Demetrio Sodi”. Sí, por allí ibas, te conozco como si fueras distinto a mí, y por eso me apresuro a elogiar tu derecho al lugar común. Todos tenemos nuestro archivo de lugares comunes; es el depósito de reflejos condicionados de la palabra que nos permite circular en sociedad sin riesgo. Sé que estás a punto de emitir una condena al Tribunal Electoral por su docilidad ante… ¿ante quién, ante Calderón o ante el gobierno de Calderón? Que no son lo mismo lo dicen las noticias. Así, por ejemplo, Calderón acusó al ateísmo del crecimiento de las adicciones, y sin embargo todavía no hay un edicto real en el que se aumente la pena de aquellos infractores de la ley que, además, no crean en Dios. Calderón habló de la anormalidad de las madres solteras y pidió a la sociedad comprensión y ayuda para las familias disfuncionales que subvertían (la palabra no es suya) la armonía social. Pese a esto, el gobierno no ha prohibido partos de mujeres que no estén acompañadas de sus legítimos esposos ni ha exigido que se cancelen las exhibiciones de tv de Nosotros los pobres, la apoteosis de la familia disfuncional: padre soltero, hermana prostituta, hija que ignora la identidad de sus padres, novia con padrastro mariguano… Si eso no es romper la armonía social…
Perdona que quiera evitar tu jogging de lugares comunes; por eso ganan las imágenes, porque aunque se repitan no son tan repetitivas como los bloques verbales. A ver, ¿qué ibas a decir de los derechos humanos? Para que veas, ahí siempre tiene caso la repetición, y… Ya sé que el lugar común es un puente entre dos reflexiones malogradas. Y, otra vez, no me resuelves qué es más contradictorio y fallido: Calderón o el gobierno de Calderón. Si tienes una respuesta no se te olvide situarla en tu próximo artículo.
Escritor
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