lunes, 17 de agosto de 2009

EPIDEMIA CAPITULO 15

¿PORQUE MUEREN MÁS LOS MEXICANOS DURANTE LA EPIDEMIA DE INFLUENZA?
La manera más restringida de concebir la relación entre trabajo y salud descansa sobre el modelo uní-causal, que solo reconoce el vinculo causal cuando existe un agente patógeno aislable para cada enfermedad. Cabe señalar que tal modo de concebir la causalidad de la enfermedad ha sido abandonado por las insuficiencias que presenta, incluso por la ciencia médica tradicional, pero sigue rigiendo el proceso legal respecto a cuáles son las enfermedades profesionales. Evidentemente la perspectiva es muy favorable al capital ya que lo deja exento de responsabilidad respecto al resto del problema referido al desgaste y la enfermedad. Para lograr un cambio en las bases mismas de la lucha por la salud en el trabajo, resulta necesario barrer con una concepción altamente ideológica contraria a los intereses de los trabajadores.
Los datos de los accidentes de trabajo más frecuentes (amputación de miembros, silicosis, dermatitis, etc.) nos proporcionan un indicador importante respecto a las consecuencias que producen las condiciones de trabajo para el obrero.
Dado que se pueden rechazar el supuesto de que los obreros mexicanos tienen una extraordinaria resistencia a las enfermedades ocupacionales, no queda más que inferir que en México existe toda una estructura que permite encubrir la causa de estas enfermedades. La estructura sindical corporativo, la inoperancia de las condiciones de higiene y seguridad , la inactividad de la Secretaria del Trabajo y el IMSS, junto con una elaborada estrategia patronal, son elementos que conforman los obstáculos que prohíben que la clase obrera reclame sus intereses en este campo. Se puede suponer que existe un gran desconocimiento entre los obreros respecto a los riesgos a los que están expuestos, pero las direcciones sindicales y los expertos de la Secretaria del trabajo y Previsión social y del IMSS no pueden aducir ignorancia ya que si el problema de los riesgos ocupacionales está ampliamente documentado en la literatura médica y por la Organización Internacional del Trabajo.
Reconocemos con facilidad quien es el obrero, quien es el campesino y quien es el burócrata. Existe una fisonomía de clase y de la ocupación. Está dada por todos los elementos de desgaste que genera el proceso directo de producción y el modo bajo el cual se produce día con día la fuerza de trabajo consumida; reproducción que ciertamente está determinada por el momento productivo en cuanto este organiza el tiempo y el espacio y dilata el consumo biológico y espiritual. La combinación de estos dos elementos básicos; el desgaste y la producción, es lo que nos da finalmente la fisonomía de clase, que no es más que un modo biológico social de “andar en la vida”, así el obrero capitalista es radicalmente distinto con el hombre medieval. El precapitalista estaba regido por el tiempo y se movía por el ciclo natural. El obrero es un hombre que ha roto con el tiempo precapitalista y está regido por el tiempo abstracto del capital; por el tiempo capitalista que es su valor.
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