Gilberto Balam Pereira
Se los gritó la gente frente al Congreso
Traición consumada. El Poder Legislativo se plegó a los intereses más atroces de la mafia neoliberal calderonista. Los diputados aprobaron acríticamente los siete dictámenes enviados por el Senado, sin importarles la necesidad de la prohibición expresa de OTORGAR CONTRATOS A EMPRESAS PRIVADAS DE EXPLORACIÓN Y PRODUCCIÓN EN ÁREAS EXCLUSIVAS. No hubo en la Reforma fecalista ninguna “exposición de motivos”, de modo que fueron hartas las simulaciones contenidas en sus artículos.
Desde abril pasado, el ala izquierda del FAP fue contundente de que no permitiría que la Reforma fecalista ignorara la prohibición constitucional de otorgar contratos petroleros de áreas territoriales a empresas privadas nacionales o extranjeras. Sin embargo, el jueves 23 la mayoría de los senadores perredistas avalaron los siete dictámenes de la Reforma. Previamente Acosta Naranjo, presidente provisional del PRD y el senador también perredista Carlos Navarrete anunciaron que acordarían con el ilegítimo Fecal su decisión de aceptar su iniciativa. Desde días antes a la votación del jueves, los senadores perredistas Graco Ramírez, Arturo Núñez y el mismo coordinador Carlos Navarrete, así como Acosta Naranjo y Jesús Zambrano festejaban y se felicitaban por su triunfo alcanzado en su tarea de cabildeo, consistente en anular el carácter privatizador de la Ley del Petróleo. En la tarde del lunes 20, en el Hotel Sheraton del D.F. Acosta Naranjo se reunió con los gobernadores perredistas para informarles sobre las conquistas de los senadores sobre la Reforma. Al parecer tales senadores ni siquiera habían leído el documento correspondiente, porque no se percataron de la omisión de “exposiciones de motivos” en las iniciativas originales, o bien sabiéndolo, cedieron oportunistamente en la aprobación. Por la noche de ese día Rolando Cordera, Carlos Tello, Arturo Núñez y Gregorio Vidal propusieron redactar un comunicado en el que asentaban que los senadores perredistas habían avalado la iniciativa fecalista. Jaime Cárdenas, Rosalinda López, Yeidekol Polevnski, Ricardo Monreal, Di Constanzo y el asesor Víctor Padilla se opusieron, porque las siete propuestas contenían contradicciones y ambigüedades. Lo mismo opinaron Dolores Padierna y Rosario Ibarra. A diferencia de David Ibarra, Víctor Flores Olea, Héctor Vasconcelos, Fluvio Ruiz y Carlos Huerta quienes apoyaron el trabajo de los senadores triunfalistas.
Porfirio Muñoz Ledo insistió en todo tiempo que se votara en contra de la imposición apoyando así la posición de AMLO.
Ese mismo lunes López Obrador les había advertido a los acelerados senadores que “no cantaran victoria” que convenía esperar la decisión de la Asamblea Popular. Lo mandaron aquéllos a volar. El miércoles 22 se definieron las posiciones sobre la votación que tendría lugar al día siguiente. La mayoría de los senadores perredistas se sumaron a la aprobación de la Reforma. Y ya se sabe lo que ocurrió el jueves 23.
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