martes, 2 de diciembre de 2008

Ladillas - Los Problemas de un Chamuco

Ladillas

Los Problemas de un Chamuco

Por el Lic. Mefistófeles Satanás

“Jefe,” dijo Viboriano Huerta, el encargado de seguridad de Infiernotitlan, “necesito hablar con oste.”

Como la cosa se veía seria (y además Viboriano está rete fello) pos me lo lleve a mi oficina. Abrí la botella de ron con un murciélago dentro y le serví un trago.

“¿Pos que le duele don Viboriano?”

“Pos ya vide oste que últimamente nos han cargado mucho el trabajo. Han muerto muchos PANistas.”

“Pos ya les tocaba, don Viboriano. Cuando se les acaba la raya ni modo.”

“Cierto, jefito, pero ya vide que siempre que caen aquí arman un desmadre.”

En efecto, la mayoría de los mochos que caen en Infiernotitlan les da un patatus cuando se dan cuenta de donde están.

“Pos es de esperar, don Viboriano, esos cabrones pensaban que porque recibían la hostia de la mano pegajosa de Maciel ya iban a irse derechito al cielo.”

“Ahí está el detalle jefe. Cada que cae uno de esos cabrones, y ansina paso con Maciel, pos de inmediato se apersona un propio de la Coyota.”

En efecto, la Coyota Fernández de Cebollas tiene una oficina en un jacal junto a la entrada a Infiernotitlan. En cuanto cae un pez gordo luego luego la Coyota manda un coyotito con un amparo para tratar de que extraditen al infeliz al cielo.

“Eso pasa en efecto, don Viboriano, pero ya vide que los amparos esos van directo con el tribunal colegiado de Infiernotitlan, con el juez Seboruco, y siempre los encuentra notoriamente improcedentes. Es parte de la diversión, hacer pensar a esos cabrones que tienen todavía esperanza. Acuérdese del lema aquí: lasciate ogni esperanza voi que entrate. O, en cristiano, ya te llevó la chingada.”

“Pos tiene razón, jefe, pero la bronca es que esos amparos causan desmadre en el procesar los difuntos. Ya vide oste que a Maciel lo tuvimos en las celdas por seis meses antes de que el tribunal colegiado fallara.”

“Pos ansina es esto, don Viboriano. Todavía no entiendo cual es la bronca.”

“Pos jefe, es que con tanto cabrón que nos esta cayendo, pos el tribunal va a necesitar mas secretarios, archivistas, notarios, correyvediles, etc.”

“Ah chingaos, no se me había ocurrido.”

“Pos si jefe, y como miembro que soy del manachmen pos le quiero recordar que toda esa gente será personal sindicalizado. Se los tendrá que pedir a don Fidel.”

Han de saber que Fidel Velásquez es el líder del sindicato de chamucos. El hijoeputa agarro hueso aun en el infierno.

“Me lleva, tiene razón, don Viboriano. No le quiero dar alas a ese cabrón.”

“Y de por si, ya tenemos San Juan de Ulua lleno,” explicó Huerta.

Viboriano se refiere a la prisión de San Juan de Ulua. Aquí en Infiernotitlan contrui una replica de la vieja fortaleza veracruzana junto al lago de mierda Reyes Herodes. Cada vez que cae un pez gordo lo refundimos en San Juan de Ulua mientras el tribunal colegiado dictamina. A las almas las refundo en unos sótanos llamados tinajas donde el único aire que entra viene aromatizado por el Reyes Herodes.

“Pos se supone que el infierno es apretado, don Viboriano.”

“Pos si, jefe, pero bajo esas condiciones no podemos hacer un buen trabajo de tortura. El sindicato va a protestar. Otra cosa, los cabrones que nos caen ya empezaron a ser enterrados con oro, plata, euros, dólares.”

“¿A poco?”

“Si jefito. Yo creo que los PANistas ya se dieron cuenta, tal vez por lo que les haya contado Fernández de Cebollas, que si se presentan aquí con dinero podrían sobornar a los jueces del tribunal colegiado.”

“¡No la chingue! ¡Si esos cabrones se van a vender se tienen que mochar conmigo!”

“Y no se olvide de los pobres, jefecito.”

“Gracias don Viboriano. Por supuesto que me mocharía con oste. Déjeme pensar que chingaos hacer.”

Ya que se fue el viejo dictador de inmediato llamé a la Coyota.

“Diego, pinche barbón, habla Menfis.”

“¡Ya estoy tramitando el amparo del ultimo difuntito! No lo metas al lago de mierda, pinche chamuco, vamos hablando, cabrón.”

“Pos eso digo, pinche barbón. Creo que los has estado espantando alla arriba, ¿verdad?”

“Pos, si. ¿Y que?”

“Mira, a mi no me importa si haces tu luchita. Ya sabes que los amparos que presentes van a valer verga pero bien que le puedes cobrar a las viudas, ¿verdad?”

“O a los viudos, en el caso del camotito.”

“Mira, pinche barbón, meteles mas miedo a estos cabrones. Diles que cualquier PANista pez gordo que caiga aquí automáticamente lo sujeto a tehuacanazos por tres eternidades. Y diles también que ya amplié el lago de mierda.”

“¿Y eso para que?”

“No te hagas pendejo, que no te queda. Mira, de ahora en adelante pides 50 millones de dólares de tarifa estandar por amparo. Son 40 para mi y 10 para ti.”

“No chingues. Mitad y mitad.”

“39 y 11.”

“30 y 20.”

“Sobres. En eso quedamos, conste, acuérdate cabrón que un día te va a morir tu también.”

“Acuérdate que somos compadres, cabrón chamuco.”

“Pos entonces andese derechito.”

“Pos no solo hare eso, Menfis, ahorita voy a empezar a llamar a todos los del Yunque. Les voy a dar la voz de alerta y decirles que de una vez se mochen para su amparo.”

“Just do it, Diego, just do it.”

Luego llamé a la oficina del sindicato de Chamucos.

“Buenas tardes, don Fidel, habla Menfis.”

“Oiga, patrón, los muchachos tienen una queja.”

“Páselo a la junta de conciliación y arbitraje.”

“¿Para que quiero hablar con los payasos, don Menfis, si puedo hablar con el dueño del circo?”

“Está bien. ¿Cuál es la bronca?”

“Pos mire, la cláusula 666 del contrato colectivo dice clarito que la empresa proveerá nuevos trinches cada tercera eternidad o, en su defecto, 10 quincenas.”

“¿Pos no les truje unos trinches japoneses?”

“Pos si, jefe, pero están muy chiquitos. Parecen tenedores. Los muchachos se ven rete pendejos picándole el culo a los pecadores con tenedores. Tráiganos de aquellos trinchotes alemanes que compraba antes. Están hechos de acero Krupp y no pierden el filo. Además, no hemos visto el bono del uniforme.”

“Pero si ustedes andan encuerados. ¿Pa que quieren uniforme?” Bien sabia yo que eso era tranza del viejo.

“Esta en la cláusula 1313. Y si los muchachos andan en cueros, pos eso es parte de los usos y costumbres de Infiernotitlan. Aquí la ropa es opcional.”

“Mire, no quiero discutir con oste, don Fidel. Mandeme la lista de sus agravios y con gusto los voy a satisfacer.”

El viejo se quedo de a seis por unos momentos. “¿Esta borracho don Menfis? Luego van a decir que no lo agarre en sus cinco.”

“No he chupado, mucho, hoy. Mire, le hablo porque, ¡albricias!, Jelipe es el presidente del empleo! Vamos a abrir unas cien plazas más. ¿Qué le parece?” Bien sabia yo que con la feria extra que la Coyota iba a estar exprimiendo tendría presupuesto.

“Ah caray. La bronca es que hay muy poco chamuco capacitado.”

“¡No me va usted a resultar como la Kessel que dice que no hay ingenieros para PEMEX! ¿Como chingaos no van a haber cabrones dispuestos a entrarle a la tortura? Mire cuanto narco y pefepo cae. Vamos a dárselas de chamucos.”

“Oste perdone, patrón, pero para hacer esto con saña se necesita amor a la camiseta, usted sabe.”

“Pos ya estuvo. Dime, seguro hay algunos desaparecidos de la guerra sucia.”

“Hay varios, si.”

“Y también algunos muertitos appistas que Uro mató.”

“Muchos, jefe.”

“Y uno que otro renegado o pejeviejito que haya caído aquí.”

“Pos si hay algunos.”

“Pos ya estuvo, don Fidel. Como la mayoría de los cabrones que nos caen son fachos, vamos habilitando a estos renegados, ex guerrilleros, appistas y rojillos en general como chamucos. Le van a entrar con gusto a la chamba, ¿no cree?”

“Orales, ¿cuántos quiere? ¿Cien?”

“Que sean 200. Se están muriendo muchos fachos.”


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