Miércoles 13 de mayo de 2009
Emergencias y contradicciones
Dr. David Velasco
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En medio de tantas recomendaciones para el cuidado sanitario, la suspensión de clases en todos los niveles, incluso de varias actividades económicos, nos encontramos con otras epidemias para las que tendríamos que inventar vacunas y tratamientos especiales. Que se criminalicen las luchas sociales, por ejemplo, es una epidemia que en México no se ha curado ni con el cambio de partido político en el gobierno ni por reformas electorales, ni porque a México lo haya ratificado la Asamblea General de las Naciones Unidas como miembro del Consejo de Derechos Humanos que, según nuestra Cancillería “este hecho representa el reconocimiento de la comunidad internacional a los esfuerzos emprendidos por el país en derechos humanos.” Sí, cómo no…
Sobre todo el derecho a la salud, como pueden dar testimonio los fallecidos por efecto de la influenza porcina, que no quieren los productores de puercos que se le llame así, porque los puerquitos no tienen la culpa de que los produzcan masivamente, en condiciones que verdaderamente es un cochinero productor de virus de influenza con altas posibilidades de que haya mutaciones. Es decir, que se sigue criminalizando a los que denunciamos la contaminación de las granjas industriales productoras de puercos. Por si fuera poco, el gobierno federal premia con más de mil millones de pesos a los pobres productores industriales de puercos por las graves pérdidas económicas que están sufriendo. Y así nos encontramos con otra epidemia para la que no es fácil encontrar tratamientos y vacunas, que los gobiernos premien a los causantes de las otras epidemias, así como rescatan bancos y no a deudores de la banca, rescatan a los ricos y no a los pobres.
No sabemos a ciencia cierta cómo y a quiénes haya repartido el gobierno federal los más de mil millones de pesos, es posible que Granjas Carroll reciba una parte, dado el peso económico de sus dueños y socios estadounidenses, pero algo va a caer aquí en Jalisco y no precisamente a los pequeños y pequeñísimos productores de puercos, porque ahí no está el problema. El problema, según han demostrado especialistas, está en las grandes concentraciones de granjas que producen puercos de manera industrial y masiva, al grado de tener en menos de 300 días un puerco de 120 kilos listo para el mercado. De cualquier manera, además de los premios que reparta el gobierno federal, también apoya a productores como Granjas Carroll contra todos aquellos, hombres y mujeres, que denuncian los efectos de la contaminación en las comunidades vecinas. Algo parecido a la persecución y amenazas que padecen los activistas de El Salto y Juanacatlán por denunciar la contaminación del Río Santiago. Nomás falta que a todo el corredor industrial, en especial a las industrias más contaminadoras, se les premie con estímulos fiscales, no vayan a cerrar y a lanzar al desempleo a cientos de trabajadores.
Hay otras dos epidemias de mayor gravedad y sobre la que apenas se alcanza a informar. Peor que la epidemia de la influenza, es la epidemia del miedo. Entre la confusión, el pésimo manejo de los gobiernos federal y estatal, por retrasar la alerta sanitaria, por ocultar información, por el uso político de la actual situación – todo esto, en cualquier país democrático, ya hubieran renunciado, tanto el presidente como el gobernador –, en ocasiones el manejo alarmista de los medios de comunicación, todo revuelto ha servido para dispersar un virus más letal, la epidemia del miedo. Es un famoso epidemiólogo Marc Siegel, quien advirtiera que el virus más peligroso es el miedo, no la influenza. Y la otra epidemia que padece el país es el de la militarización de la mayor parte del territorio nacional, con el pretexto de combatir al crimen organizado, o de cuidar instalaciones estratégicas, el caso es que, en la práctica, protege el despojo que empresas mineras canadienses realizan en territorios indígenas, o impulsa las agresiones y hostigamientos a comunidades zapatistas o, como ocurrió recientemente, también levantan y desaparecen personas, como ocurrió hace unos días en Nuevo Laredo. Eso sí, se mantiene el fuero militar y a los soldados los juzga una corte militar y no el fuero común, como es de ley, según los compromisos
internacionales firmados y ratificados por México.
Eso sí, estamos felices y contentos porque se ratifica a México en el Consejo de DH de la ONU… Y no menciono otras epidemias que padecemos, nomás para no hacer larga la lista. Por ejemplo, los partidos políticos son verdaderos parásitos que viven de nuestros impuestos, ¿qué medidas sanitarias hay para combatirlos?
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