Carta al Comandante Chávez,
Presidente Constitucional de la Republica Bolivariana de Venezuela
Sr. Presidente:
Le escribo por el siguiente asunto. Los jilgueros de la derecha mexicana han estado insistiendo que usted está detrás del movimiento de Resistencia Civil Pacifica de Andrés Manuel López Obrador. Vera, esa acusación es muy seria. En estos momentos hay por lo menos tres gobiernos extranjeros que están teniendo ingerencia en los asuntos de México: el gobierno español, el gobierno de EEUU, y el estado vaticano. Todos estos gobiernos están alineados en contra de nuestro movimiento, el cual es el único que defiende la soberanía de México.
La situación me recuerda la de 1862, cuando fuerzas expedicionarias de España, Francia, e Inglaterra desembarcaron en Veracruz para cobrarle unas deudas injustas (contratadas bajo el gobierno del traidor Miramón) a Juárez. Si usted interviene, hágalo emulando al general don Juan Prim, el comandante de la fuerza expedicionaria española en ese entonces. Don Juan, un militar honorable, accedió a retirarse pero subrepticiamente entrego dinero y el parque y los rifles de sus tropas a los juaristas. (A don Juan como buen español no le simpatizaban los franceses.)
También me atreveré a recordarle que México tenía una gran tradición de ayudar a las causas justas de Latinoamérica. Por ejemplo, Porfirio Díaz, aun siendo un dictador e hijo de la chingada, mandó un cañonero a Nicaragua a darle asilo al Presidente Zelaya que había sido depuesto por unos pretorianos al servicio de la United Fruit. Zelaya había enjuiciado a unos gringos que habían roto las leyes nicaragüenses.
Años después, el general Augusto Cesar Sandino, el cual vivió un tiempo en México trabajando en los campos petroleros, recibió ayuda –subrepticia—del gobierno del presidente Emilio Portes Gil para combatir a los marines. La cosa llego a tal grado que el embajador yanqui en México, Morrow, presentó una queja.
¿Y como chingaos olvidar que fue México el que recibió a los exiliados españoles después de la caída de la republica? Fue en México que se le dio asilo al gobierno republicano y no se reconoció al payaso sangriento de Franco.
También, en Tuxpan, Veracruz, fue que Fidel Castro y el Che alistaron el Granma para zarpar rumbo a Cuba. El gobierno mexicano no los molesto. Y creo que fue de los pocos gobiernos latinoamericanos que no rompieron relaciones con la bella isla como lo ordenaron los gringos.
Así pues, comandante, ¡mas seria de asombrarse si alguien NO nos de la mano cuando sufrimos una intervención extranjera! Porque insisto, señor presidente, eso, una intervención extranjera, es a lo que nos estamos enfrentando hoy en día. Y es que México se encuentra bajo el yugo de un gobierno de traidores al servicio de los gobiernos extranjeros que arriba nombré.
Claro, los derechistas dirán que somos hipócritas si acaso recibimos su ayuda pues estaríamos aceptando injerencia extranjera. No lo creo, señor presidente, igual que no creo que la republica española perdió soberanía al darle la bienvenida a las brigadas internacionales. ¡Carajos, hasta el mismísimo Pancho Villa aceptó a gringos como pilotos aviadores!
Pero tal ayuda no existe ni se ha pedido ni se pedirá. Los derechistas no han sacado ni una sola evidencia creíble que usted este detrás de nuestro movimiento. Ah, pero eso si, no faltaron los spots afirmando tal cosa durante la elección del 2006. Y ahora que se acercan las elecciones intermedias del 2009 el mismo español Sola, consejero de McCain y Calderón, volverá a usar tácticas de guerra sucia en contra de nuestro movimiento. Seguro que van a volver a hacer una variante de esos spots. ¡Sirvan estas líneas de advertencia!
Francamente, será mejor si los “renegados” liberamos a México como se pueda, con los medios que encontremos, pagando el precio que sea necesario. Como decía Leonidas, “pelearemos en la sombra”. Afortunadamente, los mexicanos siempre han demostrado que tienen los testículos y los ovarios bien puestos cuando se trata de defender a su patria. El mismo Juárez se las vio más negras y sin embargo triunfó. Así sucederá esta vez.
De esto estoy seguro, señor presidente: algún día México volverá a ser una nación independiente, soberana, y orgullosa. Y ojala que entonces, si así se requiere, los mexicanos vuelvan a extender su mano generosa y franca a los exiliados y le den su apoyo a las causas justas de Latinoamérica.
Reciba usted nuestro reconocimiento y el cariño del pueblo mexicano (por lo menos de la parte patriota, valiente, y no entreguista de ese pueblo) a la nación venezolana.
Atte.
Pomponio
No hay comentarios:
Publicar un comentario