Ladillas
Diario del Intestino de Porkstens – El Candidote del FMI
Por el Lic. Mefistófeles Satanás
El cerebro hizo el anuncio en el intercom.
--Escuchen, cabrones, el gordo ha decidido irse en campaña.
De inmediato se escucho una algarabía de parte de todos los órganos.
--¡Ya chingue! ¡Ya chingue! –gritaba mi vecino el culo.
--Perate cabrón, ¿pos que de que tanto pedo se trata? –le pregunte.
--Es que, carajos, --aclaro el culo—voy a tener la oportunidad de cagar en Los Pinos. ¿No oíste? El gordo va por la grande.
--¿Por la silla? Lo dudo.
En efecto, el cerebro aclaro de que se trataba.
--No es por la presidencia, bola de pendejos. El gordo busca estar al frente del FMI.
--¡Vale madre! –juro el estomago--. Los gringos no lo van a dejar.
--¡A huevo que no! –admitió el cerebro--. Pero la bronca es poder pasearse chingón.
--Ansina la cosa cambia –dijo el estomago.
--¿Va a ser cosa de viajar? –pregunto el culo con tono quejumbroso.
--Si –dijo el cerebro--. ¿Cuál es el pedo?
--Es que mis hermanillas van a estar chingando.
Aclaro que las hermanillas del culo son un par de almorranas que lo joden mucho.
--Si va a haber chinga viajando pos mejor sería que el gordo tuviera oportunidad de ganar –le dije al cerebro--. Aquí abajo vamos a estar procesando todo lo que el gordo se trague, vamos a estar apachurrados en un avión, y luego oste se anda mareando y el compañero estomago tiene que vaciar la melcocha.
El cerebro no dijo nada por unos momentos. Por lo general el cabrón es un ojete y nos trata de la chingada. Últimamente lo hemos enseñado a respetar, sin embargo.
--Tienen razón, cabrones –admitió el cerebro--. Dejen ver que chingaos hago con el gordo. Empezare a esparcir unos buscapiés. No dudo que pronto se presentaran los mas cabrones del PRIAN a ver si lo pueden apoyar. En el FMI se maneja un chingamadral de lana y si el gordo se mete ahí los PRIANistas pronto lo harían quebrar.
La mañana siguiente fue sin novedad. El gordo se zampo su olla de tamales, sus dos docenas de huevos rancheros, su pata de jamón, y su tambo de café. Nosotros abajo, como siempre, en chinga.
--¡Culo! ¡Te mando un tronco! –anuncie.
--¡Chido cabrón!
El procedimiento es que el culo pide permiso para abrir las válvulas.
--Cerebro, ¿puedo cagar?
--Espérense cabrones. Aguántenme todo. Voy a poner el audio. El gordo esta en junta.
Se oyo una voz aguardentosa que luego luego reconocimos.
--Yo con gusto pongo el fisanamiento, perdón, financiamento, chingaos, financiamiento para la campaña, don Aguspig.
--No se preocupe, maestra, Banxico se va a mochar.
--¡Puta madre! ¡Esta con Elbita! –juro el culo.
De arriba nos llegaron dos voces.
--Oigan, cabrones, ya castigamos las pupilas lo más posible pero esa vieja esta rete horrorosa.
--¿Y esos cabrones quiénes son? –pregunto el culo.
--Son los ojos, güey, se ve que están sufriendo los cabrones.
--Pues has de saber, Aguspig, que yo tengo influenzas en el mundo fisanciero.
--Dirá usted influencias –le aclaro el gordo.
--Pos eso. Todos los banqueros de Suiza, de Jamaica, y de Hong Kong me conocen. Yo te gatanrizo que vas a ser electo para enbaquezar el FMI.
--¡Nos vamos a suicidar cabrones! ¡La presión del humor vítreo ya es inaguantable! –gimieron los ojos.
--Aguántense, cabrones, --ordeno el cerebro--. Tengan.
--¿Y por qué se puso lentes oscuros don Aguspig? –pregunto Elbita.
--Es que me acaban de operar de cataratas, maestra. Continúe. ¿Dice usted que me garantiza mi elección?
--¡A huevo! Yo tengo mucha influenza en el mundo fisanciero.
--Orales! ¡Esto va a requerir que Feli-pito se despierte! –anuncio el cerebro--. Elbita es ninfómana y el que quiera arreglos con ella le tiene que hacer la faena.
Ya en una ocasión previa Feli-pito, la verga, había tenido que hacerle la faena a Elbita. El cabrón, lo que sea de cada quien, hasta había cortado rabo y oreja y había dodo tres vueltas al ruedo.
Pero de muy abajo se oyó un grito de espanto.
--¡¡¡¡NOOOO!!!!! ¡¡¡¡Yo no quiero volver entrar a esa caverna horrorosa!!!!
--Jijos, cerebro, --le implore—Feli-pito no se va a endurecer. Muy a huevo mea el infeliz.
--¡¡¡¡Dios mío!!!! –gritaron los ojos.
--¿Que chingaos?
--La maestra se está desabotonando la blusa –anuncio el cerebro.
--¡¡¡¡YO NO VOY!!!!! --grito Feli-pito--. ¡¡¡¡AHÍ HUELE HORRIBLE!!!!
--¡Mándenle sangre al cabrón! --ordeno el cerebro--. ¡Párate cabrón!
--Oye cabrón cerebro –protesto el estomago--. Tengo el desayuno a medio digerir. Yo necesito esa sangre.
--¡Puta madre! --proteste--. ¿Qué hago con este tronco? El gordo más vale que cague antes de follar.
Ante la protesta unánime de los órganos el cerebro invento excusas. Oímos la voz del gordo.
‘—Jijos, maestra. Me temo que he estado malito.
--Lo que necesitas es una charanga peluda. La mía tiene hechizo, Aguspig.
--No es eso maestra –invento el gordo--, es que me diagnosticaron herpes o SIDA o que se yo.
--¡Puta madre! –juro la maestra--. ¡Ahí te wacho, cabrón!
--¡Uf! ¡De la que nos salvamos! –gimió Feli-pito.
--Pos te salvaste tú, cabrón –le respondió el cerebro--. ¿Ahora quien ayudara al gordo?
--¡Neta! --protesto Feli-pito--. Esa chingadera peluda tenia dientes.
--Elbita no es terrícola. No me sorprendería que tuviera hasta tentáculos alla abajo –dijo el estomago.
--Bueno, ¡dejen de estar chingando! --nos grito el cerebro--. Pónganse a trabajar. Y prepárense porque el gordo va a tener mucho ajetreo y viajes en los próximos días.
Sin más problemas nos deshicimos del tronco que traíamos. En Banxico tuvieron que reforzar las tuberías y el excusado para poder procesar los troncos que el gordo suelta. Les podría dar toda clase de detalles de estos, su color, textura, dureza. Estos son los detalles técnicos en los cuales yo, el intestino, soy todo un experto pero no los aburriré ni les hare perder la cena.
Como a las tres de la tarde estábamos procesando el lonch. Este fue ligerito. Unos filetes tártaros, unas cubetas de ensalada, camaroniza, dos colas de langosta, ah, y una gelatina. La cosa era hacer “apetito” para la cena. Ahí si se desquita el gordo.
--¡Ora cabrones! ¡Esta temblando! –grito el estomago.
En efecto, había un zongoloteo de la chingada.
--La presión se disparo –anuncio el corazón.
--¡Paren todo! –grito el cerebro.
De inmediato paramos la digestión y cerramos las válvulas.
--¡No puedo cerrar! --advirtió el culo.
--¡Hay mucha adrenalina! –grito el hígado.
--¡Pinche cerebro! --protestamos--. ¿Qué carajos está pasando carajos? El culo se va a cagar!
--Yo me quiero mear –anuncio Feli-pito.
Imagínense. Uno está ahí abajo como en un cabrón submarino y no te dicen ni madres.
--Aguanten, por favor –gimió el cerebro--. Les pondré el audio. Al gordo lo levantaron en el estacionamiento. Ya nos llevo la chingada.
--¿Secuestro?
--¿Quién chingaos lo va a secuestrar? ¡Lo tendrían que alimentar!
--¿Pero como carajos? El estacionamiento de Banxico tiene guardias.
--¡Pon el video pinche cerebro! ¡Queremos ver que pasa!
Unos cabrones toscotes jalaban al gordo rumbo a una limusina. Metieron al gordo al chingadazo adentro.
--Hola, don Aguspig.
El gordo voltio a ver. Las orejotas y la pelona de su interlocutor eran inconfundibles.
--¡Don Carlos! ¿Por qué mejor no me pidió que fuera a verlo?
--Ansina es más divertido.
--¡Pinche culo! –advirtió el cerebro--. No te vayas a cagar aquí cabrón pues si le ensucias la limusina capaz que el pelón nos manda a Aburto.
Oí al culo gruñir mientras cerraba muy a huevo las válvulas.
--Pos oste dirá pa que soy bueno –dijo el gordo.
--Ah bien, Aguspig, has de saber que, con estas orejotas, pos yo oigo muchas cosas. Oi, por ejemplo, que quieres el hueso en el FMI pero que te encabronastes con Elbita.
--Pues sí, don Carlos, creo que tengo los meritos para el hueso. Digo, ya arruine a un país. Ahora podría arruinar a más. Y respecto a la maestra, pos no quería ofenderla. Le ofreceré disculpas.
--No te preocupes. Esa vieja es así. Ya ves que es ninfómana y es insaciable. Yo me la pase todo el fin de semana en Punta Diamante con ella. Se nos unió Diego e hicimos un menach atroz.
--¡Puta madre! –protesto el estomago--. ¡Voy a perder la melcocha!
--¡Aguántate cabrón! --advirtió el cerebro desesperado--. Si te vomitas en la limusina del chupacabras nos va a dar chicharrón.
--Chicharrón lo puedo procesar pero no la idea del pelón, la maestra y Diego Fernández de Cebollas enpiernados en una cama.
--¡Puta madre! --gimió Feli-pito--. Ya párenle o me meo del asco.
--Pláquense o les quito la señal –advirtió el cerebro.
Más o menos los órganos nos controlamos. En situaciones así no queremos estar incomunicados.
--Mira, Aguspig, si en verdad quieres el FMI con mucho gusto yo te lo facilito.
--Jijos, don Carlos, se le agradece. Pero ya sabe que entre gitanos no se vale echarse las suertes. ¿Qué quiere a cambio?
--Dos cosas. Primero, me entere que vas a sacar los nuevos billetes de un millón.
--Simón, traerán una imagen de la gran Tenochtitlan y al reverso el castillo de Chichen Itza.
--¡No! ¡No! Quiero que cambies todo eso.
--¿Se le hace muy indio el tema?
--No tanto eso. No, lo que yo quiero es que los billetes traigan mi imagen como autor que soy del México moderno.
--Jijos, don Carlos…
--No hay pero que valga.
--¿Y al reverso?
--La foto de Colosio ensangrentado.
--Ah caray. ¿Y eso?
--Pa que todos sepan quién es el mero mero, ¿entiendes Aguspig?
--Pos va a crear controversia, no me queda duda.
--Decídete, Aguspig. Es eso o, ya sabes, te puede dar un infarto. Ya ves lo gordo que estas.
--¡Puta madre! --protesto el corazón--. Me siento ya de la chingada.
--¡Los está tratando de asustar ese pinche pelón! – dijo el cerebro en una voz muy tipluda. Era obvio que estaba cagado de miedo también.
--Puk y Suk me están abrazando –dijo Feli-pito.
Puk y Suk son los huevos y es obvio que se habían arrugado también.
--Yo me abro –amenazo el culo.
--¡Pláquense cabrones! –dijo el cerebro tratando de meternos en orden--. Dejen veo que chingaos quiere el pelón.
--Usted menciono dos condiciones don Carlos –dijo el gordo.
--Ah sí, la segunda es que me imprimas varias tarimas con esos nuevos billetes y los lleves a Toluca.
--¿A Toluca?
--Si güey. Es para la campaña de Quiquito. Ya nos acabamos un chingo de lana con la campaña de Eburriel y ahora necesitamos más feria.
--Pero son billetes de un millón don Carlos.
--¡Me estas colmando la paciencia, Aguspig! ¿Cuál es tu respuesta?
--Pos sobres, total. Bien, ¿y me va a ayudar a entrarle al FMI?
El chupacabras agarro un celular y marco un numero.
--Hey, It’s me. (Soy yo.)
--Charlie!
--I got the fat man. (Tengo al gordo.)
--No sheeeit! I’ll send air force one to pick him up! (Mandare el avion presidencial de EEUU a recogerlo.)
--Listo, Aguspig, el negro te va a entrevistar. Vas a ir a Washington hoy mismo. El negro va a decidir entre tú y la Lagarta y los va a entrevistar por separado.
Fue ansina que pudimos vaciar el tronco que traíamos en el excusado del avión presidencial gringo. Eso casi causo que se estrellara pero afortunadamente llegamos con bien a Washington.
En el video podíamos ver que el gordo estaba en una antesala. Frente a el estaba la francesa que llamaban La Lagarta. Esta era una vieja ya jamona.
--Bon jour, madam, --dijo el gordo caballerosamente. La ruca solo le gruño.
--Que pase madam Lagarta –anuncio un paje.
La ruca se paro y saco de su bolsa unas rodilleras.
--¿Vieron eso? --pregunto el culo.
--No chingues. Le va a dar su lewinskazo al negro.
--¿A poco el gordo va a tratar de igualarla?
--¡Cállense cabrones! –ordeno el cerebro.
--¿El gordo va a mamarsela también? –pregunto el estomago--. Digo, para saber que me va a caer aquí.
--¿Tan ansina de ambicioso es el gordo? --le pregunte al cerebro.
--Dejen de estar chingando, cabrones –nos regaño el cerebro--. Ustedes son unos tristes pellejos que no saben ni madres de cómo se hila en las altas esferas del poder. Es tradición que el director del FMI sea un degenerado. Ya ven lo que le paso al anterior. Y si, el gordo está dispuesto a hacer lo necesario. Ahora aguántense.
Y sin más nos quito el audio y el video.
Por si las moscas empecé a parar el proceso.
--Estomago, ve cerrando todo. Quien sabe que chingaos va a pasar.
--A la mejor la Michelle Obama quiere que le haga el favor –sugirió Feli-pito.
--Brincos dieras, cabrón.
De pronto el culo empezó a mentar madres.
--¡Ora cabrón! ¿Y ese pinche dedote? ¡Abusado con mis hermanillas!
El culo y las almorranas empezaron a gritar despavoridas. Yo las oía con espanto. De pronto penetro a mi área de trabajo una mazacuata prieta.
--¡¡¡¡OBAAAAMMAAAA!!!!
--¡Puta madre! ¡Calza del doce!
--¡Jijos de la chingada!
Fueron como diez minutos de humillación y luego un desmadre que me dejo todo pegosteosa el área de trabajo y apachurrado el tronco que estaba preparando.
--¡Puta madre! ¡Más vale que le den el hueso a este cabrón!
--¡Yo no le conocía esas mañas!
--¡Con razón compro el CD ese de Ricky Martin!
--Nel, el gordo no tiene pinta. Pero ya ves la ambición.
El culo y sus hermanillas nomas gemían.
Fue entonces que se nos fue la luz. El gordo se había desmayado. Poco a poco se fue restaurando el sistema. Según supimos luego el gordo fue llevado en camilla al avión presidencial y ahí viajo de regreso a México. Tardo una semana en recuperarse.
Unos días después el cerebro nos hizo el anuncio.
--Ni modo, tropa, la Lagarta gano. Parece que se había entrenado jalando canicas a través de un popote. Y pos de por si ya viden que es francesa.
--Chingaos, ni el dolor –protesto el culo.
--Pero, escuchen, acaba de salir el primer tracto camión rumbo a Toluca. Va hasta la madre con billetes de un millón hechos de acuerdo a lo que pidió el Chupacabras.
--¿No hubo escándalo?
--Nel. Esos billetes nomas los manejan en el PRIAN y el CCE. La chusma no los ve. Pero el mensaje está claro con la foto de Colosio que porta. Naiden quiere encabronar a don Carlos. Ya todos los cabrones del PRIAN le han ido a besar el escroto. El chupacabras esta rete feliz y hasta mando felicitar al gordo.
--O sea, ¿no nos va a echar encima a Aburto?
--No, chavos, el pelón esta rete contento. El gordo tiene la maquinita imprimiendo billetes a todo lo que da. Y hay una flota de tracto camiones haciendo cola para cargar las tarimas de billetes. Como dijo Juay de Rito, ols güel dat ens güel.
FIN